miércoles, 25 de febrero de 2009

RIDERS ON THE STORM

Me imagino en una carretera infinita y recta, que va más allá del horizonte. Atravesando un basto desierto el cual está rodeado de montañas rojas y áridas. Conduzco un viejo coche americano, de esos tan largos que he visto tantas veces en las pelis de los setenta. Del retrovisor cuelga un gastado ambientador en forma de pino. Estoy solo pero conduzco sin prisas, como si supiera que por mucho que corra jamás llegaré a mi destino.

El cielo está oscuro, nubes azul marino lo cubren todo y en las cumbres borrascosas caen relampagos seguidos por truenos. Comienzan a caer unas gotas, pasando luego a un chaparron. Parece que los limpiaparabrisas del viejo coche se mueven con pereza pero con contundencia, permitiendo que vea más allá de los cristales por unos segundos. La luz de mi coche ilumina el camino.

El coche tiene un viejo transistor en el salpicadero. Lo enciendo y suena esta canción de los Doors.


Riders on the storm apareció en el último LP de Jim Morrison con el grupo. Es un claro ejemplo de su rock onírico y psicodélico. La sintonía y la voz del Rey Lagarto acompañan el sonido de la tormenta y la lluvia, acariciando toda la melodía. La letra tiene varias interpretaciones. Algunos dicen que habla de un asesino en serie americano llamado Billy Cook. Otros comentan que hace referencia a una leyenda urbana sobre un accidente automovilístico que costó la vida de varios indios navajos. También se dice que está inspirada en un poema del poeta surrealista francés Louis Aragon.

No tengo ni idea cual de estas hipótesis es cierta. Si es que alguna lo es. Para mi esta canción es un coche atravesando el desierto bajo una oscura tormenta. Y esa sensación que a veces tenemos si la vida es un sueño o una realidad.

-bravecoast.

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