MIDNIGHT IN PARIS

Siempre que Woody Allen estrena nueva peli, surge el viejo debate. El de si su nueva obra es digna de las viejas o no. Sinceramente discrepo de ese absurdo dilema. El director tiene pelis buenas y pelis malas, tanto a sus inicios como en sus posteriores películas, y no le doy más vueltas. Bien, el jueves pasado fui a ver su última creación. Y en mi opinión, es de las mejores.

'Midnight in Paris' tiene varias capas. La cebolla se cubre con la historia de Gil e Inez. El primero, un Owen Wilson fenomenal haciendo de alter-ego del director, es un guionista metido a escritor que se siente frustado con su primera novela. Viaja a la capital gala acompañando a su prometida Inez y sus suegros, un clan con los que sinceramente poco tiene en común. Y así, mientras Inez pasa cada vez más tiempo con un viejo y pedante amigo, Gil se embriaga paseando por la ciudad y así inspirarse en su novela. Para reflejar esto, la película empieza con varias instantáneas de la ciudad, y sinceramente, el que vea estas imágenes y no le entren ganas de visitar la ciudad de las luces es que es tonto. No soy el más viajado del mundo, pero Paris siempre me parecerá uno de los lugares más bellos del planeta.

Sin embargo la magia empieza una noche en el que Gil ha bebido demasiado. Al querer regresar al hotel se pierde, y en un acto de realismo mágico se topa con el Paris de los años veinte. Porque a pesar de todo, este es el Paris protagonista en este film. Un lugar donde te encuentras a Hemingway bebiendo y maldiciendo, a los Fitzgerald de fiesta con Cole Porter, o a Picasso cabreado y Dali divagando sobre rinocerontes (¡menudo acento el de Adrien Brody en la versión doblada!). Así pues, esta no es una peli sobre Paris. Es una peli sobre lo que un americano (Woody Allen) siente cuando piensa en Paris. Es curioso, porque parisinos, aunque los hay, no abundan mucho en esta mitología que se ha montado.

Midnight in Paris - Tráiler español de lo nuevo... por cine365
Esto puede ser criticable, o no. Porque si lo piensas bien, el hecho de que Gil se integre y se sienta tan bien en ese mundo, hace que te des cuenta de la tercera y más importante capa de la cebolla. La nostalgia. El protagonista se encuentra fuera de lugar en su propio entorno. El quiere pasear bajo la lluvia, bordear el Sena, escribir en cafés, vivir en una buhardilla, enamorarse en Paris. Y por ello cree firmemente que esa época mágica es la suya. ¿Pero será eso la verdad? Para darse cuenta de ello, deberá enamorarse de una deliciosa francesita de los locos veinte (¿cómo logra Marion Cotillard estar fantástica en todos sus papeles?), quien sufre precisamente los mismos síntomas. Y así Gil podrá darse cuenta de por qué se siente así y que rumbo debe tomar su auténtica vida.

Me ha parecido una película maravillosa. Tiene sus defectos, me enfada un poco el truco de envilecer poco a poco a Inez para que nos caiga mal (hubiera sido tan interesante que fuera difícil tomar una decisión en este sentido...). Todo es demasiado 'americano' para hablar del lugar francés por excelencia. Y sinceramente cuesta creer que todo vaya tan rodado por si mismo, que cosas. Pero os lo prometo, esto al final carece de importancia porque es exquisita. Te dejas llevar y todo va como la seda. Hay mucho sentimiento y amor,os diálogos tienen la mejor chispa del autor neoyorquino, esos sarcasmos y salidas de tono, con un Owen Wilson que está excelente (¡cómo me alegro por él!) con ese aire despistado, risueño y divagante. Y un Paris que ha sido reflejado con muchísimo amor y admiración.

Por mi parte, me sentí muy identificado con Gil. Me gusta andar bajo la lluvia. Me gusta el romanticismo de ciertos lugares, de ciertos personajes. No me encuentro ubicado ni en mi sitio ni en mi tiempo. Me gusta andar y mirar, sentir, que el lugar penetre en mi. Me siento frustrado en varios aspectos. Y me gusta Paris. No me ha sido dificil ver la película, aunque confieso que aquella toma del Shakespeare and Co. me dio un vuelco al corazón. Yo y Paris sabemos por qué.

-bravecoast.