martes, 16 de agosto de 2011

FIESTA

Ahora que estamos a mediados de agosto y ya si que parece que estamos en verano, he recordado esta canción. La escuché en el verano del 97 creo recordar, año en el que empecé a trabajar de camarero en un hotel de la Costa Brava. Se acabaron aquellos veranos dorados sin preocupaciones, en los que me pasaba mañana tarde e incluso varias noches en la playa, con amigos o familia. Vacaciones en las que hacia lo que todo niño podría soñar. Aquello terminó aquel verano, no tan solo porque comencé a trabajar si no porque durante aquellos días todos dejamos ya de ser unos niños. Aquel hotel fue uno de los lugares donde comencé a madurar (bueno, los que me conocen ya saben que tampoco es que haya madurado mucho).

El caso es que fue por esa época que escuché a Sense Field, sonando en mis walkman de camino al trabajo disfrazado de pingüino. Un grupo de 'hardcore' diferente a lo que estaba acostumbrado. Aquel grupo combinaba ese rock potente con un sonido melódico dando como resultado canciones bellas y contundentes. No había oído nada similar hasta entonces, y me atrapó enseguida. Building era su tercer albúm, pero para mi sigue siendo el mejor de los que he escuchado. Todas las canciones eran muy buenas, y algunas hasta excelentes. Como esta. No se bien si entiendo su letra, pero creo que va de alguien que se marcha y pide a su amor que no le olvide.

El grupo se disolvió el 2004. Junto a ellos salieron muchos otros grupos como los 'Get Up Kids', pero ya me parecían demasiado melódicos para mi gusto. De este 'hardcore emo' que los Sense Field abanderaron, fueron ellos los que dieron con la fórmula perfecta para mi gusto. Fuerza, ritmo, y melancolía. Tres condiciones musicales que me vienen como anillo al dedo. Ah si, y los descubrí gracias a mi amigo Danilo. Sin aquellas sesiones de hablar y escuchar música en su cuarto, la música no significaría para mi ni una tercera parte de lo que es ahora.

-bravecoast.

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