
Yo no tengo ninguna duda de que
Hitler fuera un transtornado. Pero también tengo claro que no se trataba de ningún monstruo, de ningún demonio surgido del infierno para eregirse anticristo. Hitler tenía padre y madre, y fue niño y creció. Hitler era un ser humano, como yo como tu. Aunque pensar algo así ha sido anatema durante años.
Lo bueno de
El Hundimiento es como sostiene este argumento. En la película, protagonizada por un soberbio Bruno Ganz, vemos los últimos días del mencionado
III Reich. Un decrépito Fuhrer se parapeta en su bunker mientras Berlín va cayendo literalmente en manos del ejercito rojo. Como todo barco que se hunde las ratas huyen del desastre, sobretodo las más gordas (como
Himmler o
Goering). Hitler sigue con sus delirios, viendo ejercitos y compañías donde no las hay, soñando con un contrataque y con armas secretas que no se han desarrollado. Creyendo que aún está en los tiempos que dirigía geniales estrategias propias de la
Blitzkrieg. Sus generales saben la verdad del desastre que se avecina, pero se resignan a no dar freno a sus fantasias.
Cuando la situación ya es insostenible el Fuhrer se da por vencido. Viendose como la personaficación de Alemania, ve que tras él no habrá futuro y le importa un bledo que la gente sufra, deseando la destrucción total incluso con pleno resentimiento. Temiendo la profanación que sufrió el
cadaver de Mussolini, decide suicidarse para acto seguido ser incinerado. Lo mismo hace su amada
Eva Braun y sus dos seguidores más fieles, el matrimonio
Goebbels, quienes llegan a matar a sus propios hijos. Después del nazismo no ven futuro para ellos. Lo que queda de su séquito trata de huir del cerco soviético sin conseguirlo. Los que quedan, terminan siendo prisioneros o pegandose un tiro.

Todo esto lo vemos por ojos de varios personajes. Un niño que forma parte de la "
Hitlerjugend", que luchaban contra tanques sovieticos armados con lanzacohetes. Un joven oficial que ejerce de médico en el hospital del bunker. Sobre todos destaca el testimonio de
Traudl Junge, secretaria del Fuhrer, la misma que redactó su testamento político. Ella misma comprueba la vorágine en la que cae el bunker, donde se desata la locura. Gracias a Junge vemos a un Adolf Hitler más íntimo. Una persona que se preocupa por la seguridad de la joven. Que es capaz de agradecer su lealtad. Que muestra simpatía hacia ella. Una persona normal.
En fin, una película muy buena. Rodada magistralmente y donde se le echa toda la carne al asador. Impresionante interpretación de
Bruno Ganz, quien logra hacer creer que vemos al autentico Fuhrer en pantalla. Creo que suavizan la historia de la secretaria, quien en realidad fue presa de los sovieticos, y que aparece tal vez demasiado inocente ante todos los hechos mostrados. Pero ver esta película da mucho en lo que pensar. Y deseas que algo así no se repita jamás. No caigamos en el error de creer que una persona así no puede ser considerado como humano. El nazismo no es un fenómeno exclusivo de Alemania, se ha extendido por todo el mundo, así que no seamos tan ingenuos.
... pero lo reconozco, me encantan las parodias que ridiculizan a Hitler. ¡No lo puedo controlar!
Algunas curiosidades de la película
desde Tepasmas.
-bravecoast.