lunes, 11 de octubre de 2010

ADIOS MUÑECA

Philip Marlowe regresa a su oficina tras investigar un asunto de poca monta cuando se topa con un hombretón vestido de forma estrafalaria. Cuando el tipo entra en un club y ve salir volando un negro del local le puede la curiosidad y decide echar un vistazo. No sabe que este será el inicio de un nuevo caso que le hará partirse varias veces la cabeza, tanto metafórica como literalmente.

El gigantón Moose Malloy lleva varios años a la sombra al haber sido delatado del robo de un banco. Al salir su único deseo es volverse a ver con Velma Valente, su guapa novia peliroja. Pero a la tal Velma parece habérsela tragado la tierra, así que Marlowe decide matar el tiempo investigando por su cuenta. Pronto todo se complicará cuando un nuevo cliente sea asesinado ante sus narices. Porque a medida que va desentrañando el hilo del ovillo, no para de encontrar más y más basura. Robos de joyas, dos asesinatos, una borracha chantajista, un vidente fraudulento, policías corruptos, tráfico de marihuana, un hospital psiquiátrico de tapadera, casinos flotantes... ¿cómo diablos es posible relacionarlo todo en un solo caso? Para ello Marlowe solo cuenta con su ingenio deductivo, su cáustico cinismo y la ayuda de una joven periodista.

En realidad esta novela la leí a principios de año, junto a otras del mismo genero. Sin embargo hace un tiempo me di cuenta de que apenas era capaz de recordar sus tramas, solo sabía que me habían gustado mucho. Confieso que es el primer relato que he leído de Raymond Chandler, aunque conozco al bueno de Philip Marlowe por el cine. Es un personaje único, que dio fama y riqueza a su escritor (nacido en Chicago, súbdito británico, ejercedor de todo tipo de trabajos y suicida frustrado) asentando las bases del detective de gabardina y sombrero. Un tipo duro, desvergonzado y pasado de vueltas que trabaja en una oficina cochambrosa donde recibe a la 'femme fatal' de turno. Recibe más golpes de los que da, reflexiona en primera persona y tanto le da investigar las corruptelas de la alta sociedad como los viciados ambientes de los bajos fondos. Un personaje que siempre relacionamos con Humphrey Bogart, aunque en la adaptación de este relato el encargado de enfundarse el traje de investigador privado recayó en Robert Mitchum.

Para aquellos que quieran introducirse en la novela negra de detectives, el personaje de Chandler es territorio sagrado. Hay que hacerle una visita por obligación. Porque si bien parece que vaya dando tumbos hasta dar con la clave por casualidad, es impagable comprobar con que estilo tan cínico se desenvuelve el tipo. Y de tumbos nada. Aunque no sea Holmes, el señor Marlowe sabe mucho más de lo que aparenta. Comprobadlo al final de la novela, no os arrepentiréis.

CHANDLER, Raymond. Adiós, muñeca. Madrid : El País, 2004. 285p. ISBN 8496246655

-bravecoast.

jueves, 7 de octubre de 2010

9a SINFONIA (4o Movimiento)

El 7 de mayo de 1824 Beethoven estrena su 9a Sinfonía en el Teatro de la Corte Imperial de Viena. El evento es seguido con gran espectación, al suponer que sería la última gran aparición del genial compositor debido a su precaria salud. Su sordera es total, y al finalizar el acto no se da cuenta de que el teatro estalla en aplausos, hasta que una solista le coge del brazo y le muestra la platea. Beethoven rompe a llorar emocionado por su triunfo final. El maestro pasaría los tres siguientes años de vida enfermo hasta el último aliento.

Mozart fue el gran genio de la música. Solo basta decir que de sus apuntes que se han conservado, en ninguno de ellos hay muestras de una mínima corrección. Lo que significa que sus inmensas obras, que podríamos considerar como algo cercano a la perfección, eran escritas tal cual como le venían en su mente. Sin tener que cambiar nada. Eso como escribir el Quijote sin cambiar una coma, o pintar el Guernica sin borrar un solo trazo. Cuando pregunto ¿quién es tu compositor clásico favorito? indudablemente Mozart suele llevarse el premio, y es bien merecido.

Pero mi compositor favorito es Beethoven. No se por qué. Tal vez porque fueron las primeras piezas clásicas que escuché, aunque de esto no estoy del todo seguro. Solo se que cuando escucho 'Para Elisa', 'Sonata n.14' o el último movimiento de esta sinfonía mi mente se abstrae y mis sentimientos se mezclan los unos con los otros.

Como dije al principio la 9a Sinfonía fue la última gran obra de Beethoven, y destaca por su final coral en el cuarto y último movimiento. Dicho coro adapta la Oda a la Alegría, un poema de Friedrich von Schiller que versa sobre derechos de libertad y fraternidad. De hecho su título original era Oda a la Libertad hasta que las autoridades imperiales la censuraron, lo que me hace pensar que allá donde la letra dice 'alegres' tal vez debería decir 'libres'. Y así el compositor, un antecesor del Romanticismo alemán, admiraba esta obra y finalmente la adaptó para el coro final de su sinfonía. Un cuarto movimiento magistral, que disfruta de múltiples versiones. Una de ellas, dispuesta por Herbert von Karajan, pasó a ser oficialmente el himno de la Unión Europea en el año 1972. O la que usaba el video de la Técnica Ludovico para 'corregir' el comportamiento díscolo de Alex en 'La naranja mecánica' de Kubrick. Y el policia corrupto de Gary Oldman en 'Leon, el profesional' la tatareaba mientras se cargaba a una familia entera. Sea como sea, se trata de una excelente elección.


Alegres como vuelan sus soles,
A través de la espléndida bóveda celeste,
Corred, hermanos, seguid vuestra ruta
Alegres, como el héroe hacia la victoria.

-bravecoast.