El gigantón Moose Malloy lleva varios años a la sombra al haber sido delatado del robo de un banco. Al salir su único deseo es volverse a ver con Velma Valente, su guapa novia peliroja. Pero a la tal Velma parece habérsela tragado la tierra, así que Marlowe decide matar el tiempo investigando por su cuenta. Pronto todo se complicará cuando un nuevo cliente sea asesinado ante sus narices. Porque a medida que va desentrañando el hilo del ovillo, no para de encontrar más y más basura. Robos de joyas, dos asesinatos, una borracha chantajista, un vidente fraudulento, policías corruptos, tráfico de marihuana, un hospital psiquiátrico de tapadera, casinos flotantes... ¿cómo diablos es posible relacionarlo todo en un solo caso? Para ello Marlowe solo cuenta con su ingenio deductivo, su cáustico cinismo y la ayuda de una joven periodista.
En realidad esta novela la leí a principios de año, junto a otras del mismo genero. Sin embargo hace un tiempo me di cuenta de que apenas era capaz de recordar sus tramas, solo sabía que me habían gustado mucho. Confieso que es el primer relato que he leído de Raymond Chandler, aunque conozco al bueno de Philip Marlowe por el cine. Es un personaje único, que dio fama y riqueza a su escritor (nacido en Chicago, súbdito británico, ejercedor de todo tipo de trabajos y suicida frustrado) asentando las bases del detective de gabardina y sombrero. Un tipo duro, desvergonzado y pasado de vueltas que trabaja en una oficina cochambrosa donde recibe a la 'femme fatal' de turno. Recibe más golpes de los que da, reflexiona en primera persona y tanto le da investigar las corruptelas de la alta sociedad como los viciados ambientes de los bajos fondos. Un personaje que siempre relacionamos con Humphrey Bogart, aunque en la adaptación de este relato el encargado de enfundarse el traje de investigador privado recayó en Robert Mitchum.
Para aquellos que quieran introducirse en la novela negra de detectives, el personaje de Chandler es territorio sagrado. Hay que hacerle una visita por obligación. Porque si bien parece que vaya dando tumbos hasta dar con la clave por casualidad, es impagable comprobar con que estilo tan cínico se desenvuelve el tipo. Y de tumbos nada. Aunque no sea Holmes, el señor Marlowe sabe mucho más de lo que aparenta. Comprobadlo al final de la novela, no os arrepentiréis.
CHANDLER, Raymond. Adiós, muñeca. Madrid : El País, 2004. 285p. ISBN 8496246655
-bravecoast.