jueves, 30 de abril de 2009

MINOR SWING

La televisión, y en concreto los spots televisivos, puede resultar una fuente estupenda de buen gusto musical. Los publicistas lo tienen claro, si añades un buen tema a un anuncio, la gente que lo visiona se quedará con el ritmo y lo recordará durante días, asociándolo al producto. Que un anuncio llegue a la fama es el sueño del que lo vende, pero siempre se puede dar una terrible excepción: que la canción obtenga tal fama que se trague al producto y la gente solo recuerde la sintonía, no lo que vende.

A mi me pasó algo así con esta canción, aunque he de confesar que había trampa porque ya la conocía y me encantaba. Pero no pude evitar comenzar a tararearla justo cuando comenzaba el spot, tan solo al oír los primeros acordes. Esta joya es de uno de los más grandes guitarristas de la historia, Django Reinhardt. De origen gitano, Django creció en los suburbios de París con una guitarra en su mano. Sin embargo un incendio le llevó al hospital con apenas 18 años, perdiendo los dedos anular y meñique de su mano izquierda. Algo así habría imposibilitado a cualquiera el continuar tocando la guitarra, pero se ingenió una técnica para substituirlos con el resto de dedos del mástil de la guitarra. Precisamente eso dio origen a un sonido peculiar y característico en sus melodías.

Además durante los 18 meses que permaneció en el hospital comenzó a escuchar un disco de Louis Armstrong. Esto le hizo comenzar a tocar swing, sin abandonar su sonido propiamente gitano. Y así unos años después su reunión con el violinista Stéphane Grappelli y otros tres músicos de cuerda dio origen al Quintet of the Hot Club of France, de gran éxito y que se disolvió al comenzar la segunda guerra mundial.
Para mi Django Reinhardt no es un músico cualquiera. Fue de los primeros autores de jazz que escuché, y sin duda de los mejores. Su guitarra me cautivó muy pronto, y cuando imagino como serían los años 30 no puedo evitar tararear sus canciones. No creo que vaya a ayudar a vender coches, pero si el anuncio sirve para que alguien se acerque a este músico magistral, bienvenido sea.


-bravecoast.

miércoles, 22 de abril de 2009

DANNY BOY

La historia de EE.UU. siempre estará ligada a la de sus inmigrantes. La nación se ha construido en base a este concepto, de aquel en que todo hombre tiene derecho a vivir en libertad en su pedazo de tierra. La práctica claro, ya es otro cantar, pero hay que reconocer que esta idea mientras reinaban monarquías absolutas en el resto del mundo era la más digna de elogio.

Una de las comunidades más características son la de los irlandeses. Las pasaban putas allá en su isla, y no es de extrañar que muchos de ellos fueran a buscar fortuna en la tierra de las oportunidades desde muy pronto. Ha pasado mucho tiempo pero siguen orgullosos de sus orígenes, sus raíces y sus costumbres. Y cantan canciones a su tierra.

Danny Boy fue escrita por el escritor inglés Frederick Edward Weatherly en 1910, pero la música original fue modificada por su hermana Margaret y su marido que vivían en Estados Unidos. Ambos le añadieron ese estilo "Aire de Londonderry" tan característica de los irlandeses. Ya en 1913 Weatherly publicó la canción con la nueva melodía, y dos años después la cantante de ópera Ernestine Schumann-Heink fue la primera en realizar una grabación.

Obtuvo gran éxito desde entonces hasta hoy. Y para aquellos inmigrantes irlandeses de que os hablaba, puede considerarse como su himno extraoficial. La letra trata de una mujer, que separada de su amor, le echa tanto de menos que no se sentirá viva de nuevo hasta que él vuelva a su lado. He elegido esta interpretación de la joven neozelandesa Hayley Westenra. A mi me ha puesto los pelos de punta, y su voz le da ese aire celta tan melódico que tanto me gusta. Espero que os guste.


Pero he de reconocer que yo conocí está maravillosa canción cuando era niño, viendo Muerte entre las flores que es mi película favorita de los hermanos Cohen. En ella el jefe de los gangsters irlandeses, interpretado por Albert Finney, es asaltado en su propia casa por sicarios de la banda italiana rival. Y en una auténtica demostración de talento se marca una escena magistral demostrando que el hombre se mantiene en forma. Todo ello acompañado por la bella canción.

Justo después de esto, uno de sus subordinados dice "el viejo sigue siendo un artista con la "Thompson". Vaya que sí.

-bravecoast.

martes, 21 de abril de 2009

PERSONAL JESUS

Recuerdo que de chaval tenía una camisa negra de Depeche Mode. La usaba durante mis primeras noches de marcha por la noche, y muchos se sorprendían de que la llevara. No era muy de acorde a mi estilo. He de decir que a mi no me importaba. Depeche Mode fueron uno de los mas grandes de los ochenta y noventa. Dieron un vuelco definitivo a la música electrónica y era precursores en la realización de clips musicales. Y no representaban la cara bonita y edulcoradamente empalagosa de aquella época.

La camisa, así como el gusto por algunas de sus canciones, viene por mi hermano mayor. Yo era aún un niño cuando él se ligaba guiris en la discoteca mientras sonaban, en aquello tiempos en que la disco se permitia hablar y escuchar a las personas. A mi solo me llegaban las canciones que oia por la radio, las que ponía él en la minicadena de nuestro cuarto o lo que veía por la tele. Y entre todas esta es mi favorita. La canción se basa en un comentario que Priscilla Presley escribió en su libro autobiográfico sobre su relación con el Rey del Rock. Para ella su marido era todo en este mundo, su esperanza, su vida, su motivo de vivir y de alegría. Su dios personal. Al grupo le gustó aquella comparación y la usaron para este tema.


Y yo lo comprendo perfectamente.

Letra de la cancion.

-bravecoast.

jueves, 16 de abril de 2009

THE TIMES THEY ARE A CHANGIN'

Hoy tenía en mente poner una de Van Morrison, la verdad. Pero el caso es que antes de escribir me he zambullido un poco por internet, para ponerme a tono. Y mientras visitaba, veía y escuchaba las cosas más diversas, me topé con la introducción de una peli de reciente estreno. La verdad es que la intro es de lo más cojonudo, digna de la obra a la que adapta. Y por mucho que hubiera pensado en una canción para acompañar las imagenes, no habría dado en el clavo. Pues esta cumple de maravilla.

Bob Dylan es uno de esos cantautores que no podemos imaginar que no existiera. El vació de sus temas sería tan inmenso que no sabemos como se podría llenar sin él. No tiene la mejor voz, ni es un gran músico. Y aunque con la edad ha ganado tablas (y de qué manera), en sus inicios parecía un pardillo de los que se llevan collejas en el instituto. ¿Pues cómo lo hace para ser uno de los cantautores más grandes de la historia?

Con "The times they are a changin'" puedes llegar a entenderlo. Porque te llega al alma. Tiene ese poder de los juglares, que con la sencillez de instrumentos populares y una lírica profunda, transmite todo el torbellino de sensaciones que inundaban a las personas de aquella convulsiva época. Sus canciones no tratan de la épica ni de la grandeza de una nación. Trata de los tiempos que corren, de la gente sencilla que es más grande que los poderosos, o de los conflictos que enfrentan a los seres humanos.

En este título parece que Dylan trata de anunciar los nuevos tiempos que su generación traería al mundo. Poco tiempo después se produjo el asesinato del presidente J.F.Kennedy. Ahora Bob Dylan tiene cerca de setenta años y Obama es presidente de EE.UU. ¿Seguirán cambiando los tiempos hoy en día?


-bravecoast.

lunes, 6 de abril de 2009

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ

Suele ocurrir a menudo que un gran libro puede quedar oculto detrás de la gran película que lo adaptó al cine. Antes de rodarse la película, esta novela de Margaret Mitchell gozó de tal popularidad que incluso fue galardonada con el premio Pullitzer. Sin embargo, y fuera del ámbito norteamericano, Lo que el viento se llevó siempre será recordado por esa magistral película que se ha convertido en clásico de todos los tiempos. Tal es así que no poca gente desconoce que exista un libro detrás.

Toda la historia de la novela se centra en Scarlett O'hara, hija mimada de unos terratenientes del estado de Georgia. La hija mayor de los O'hara tiene todo lo que se le antoja excepto su gran amor, Ashley Wilkes, quien se casa con su prima Melanie. Sin embargo Ashley se muestra ambiguo ante sus sentimientos con Scarlett, lo que provocará que ella no deje de empeñarse en conquistarle. Sin embargo sus vidas y el mundo que conocen dará un vuelco brutal con la llegada de la Guerra Civil Norteamericana. Las muertes, la desolación que causan las tropas yanquis del general Sherman en la zona, la emancipación de los esclavos negros y la opresiva autoridad de los nuevos gobernantes hará que aquellos que fueron ociosos caballeros y refinadas damas deban de rebajarse a lo más bajo para sobrevivir.

La que mejor se adapta a la situación es Scarlett. Después de regresar a su hogar desolado por la táctica de la tierra quemada, tan hambrienta que no duda en comer rábanos sucios aún de tierra en un huerto abandonado, jura que hará lo que sea por tal que ni ella ni los suyos vuelvan a pasar hambre. Matará a un yanqui desertor con tal de defender su tierra, la cual trabajará sin desfallecer. Le robará el pretendiente de su propia hermana para dirigir la tienda y la serradora de este. Se relacionará con los recién llegados yanquis, a quienes detesta, con tal de ganar su favor. Todo esto y más, acciones reprochables o escandalosas para la época, que entran en conflicto con las enseñanzas de su madre. Pero que harán que logre prosperar más que el resto de vencidos, quienes parecen anclados en un mundo que el viento de la guerra ha terminado por barrer.
Durante todo ese tiempo no desfallece en la esperanza de que Ashley, a pesar de que pocas veces le comprende, algún día le declare su amor y termine siendo solo suyo. Y paradójicamente Melanie, la esposa y gran rival, termina siendo prácticamente su mejor aliada porque siempre la defenderá y apoyará por más que l sus sentimientos hacia Ashley resultan evidentes. Pero por más que le disguste, quien realmente se muestra interesado en ella es Reth Buttler, oveja negra de una prestigiosa familia con sus mismos bajos instintos para prosperar. Tras años de tira y afloja, Scarlett accede a casarse con el y así disfrutar de toda la riqueza que ha ganado especulando durante la guerra. El a cambio logra poseerla, con la oculta intención de que así logre olvidar por fin a Ashley y ganar su amor.

La descripción de los hechos de la guerra es extensa y bien documentada. La escritora aprovechó la amplia bibliografía que había leído durante una convalecencia debida a una fractura en su tobillo. Sin embargo resulta bastante idealista con sus valores y con el estilo de vida que se practicaba en las plantaciones del sur. Resulta curioso como trata el asunto de la emancipación de los negros, y creo que puede llevar al equívoco de resultar racista. Para evitar esto, se debe de ver la situación con los ojos de los personajes. La visión del Ku Klux Klan también resulta demasiado inocente. Por otra parte muestra como la gente del sur consideraba a los negros como de su propia familia, mientras que para los yanquis no eran más que un instrumento político y ni tan siquiera les gustaba que cuidaran de sus recién nacidos. De racista no se salva nadie.
Pero "Lo que el viento se llevó" siempre será una de las más grandes historias de amor de toda la historia. Reth y Scarlett llevan hasta el límite una relación de amor odio. Scarlett no puede soportar que Reth no se doblegue ante ella como hacen todos los hombres, y le saca de quicio su hiriente sinceridad y cinismo. Pero aunque jamás lo admite delante de él, siempre le comprende muchísimo más que no al propio Ashley. No les importa estar al margen de lo correcto con tal de defender su libertad. Realmente, la hipocresía reina en esta historia: Scarlett no es capaz de admitir que sus sentimientos hacia Ashley no son más que sueños idealistas. Ashley no es capaz de rechazar del todo a Scarlett aunque ame a su mujer, porque siente deseos hacia ella. Reth, quien se muestra insensible duro y cínico, por dentro es sensible y vulnerable. Melanie es capaz de negar cualquier hecho de que Scarlett actúa por egoísmo, de forma rastrera, y de que pretende conquistar a Ashley. Y las viejas damas del sur mesuran a la gente según les conviene.

El final de la historia, lejos de resultar dramático, no te hace pensar otra cosa que tarde o temprano Scarlett terminará conquistando a su autentico amor. Es de lo que hace de ella uno de los personajes femeninos más maravillosos de la historia, es puro arrojo, fuerza y pasión. Sin duda l que más me impacta es como las mujeres son capaces de hecharse la manta a la cabeza y cargar con toda adversidad. Los hombres no somos capaces de esto.

La película es de obligado visionado. Resulta una pieza exquisita de cine en estado puro. Pero no puede evitar que se escapen bastantes aspectos del libro original. Por ello no resulta tan profunda como la novela. Tal vez en este caso sea preferible verla primero antes que leer el libro. De esta forma la lectura del mismo nos permita zambullirnos mejor en todos los aspectos que rodean la trama. Las escenas y la fotografía resultan bellas hasta emocionarme. Las actuaciones de Vivien Leigh y Clark Gable, ambos perfectos en sus personajes, forma parte de la leyenda del séptimo arte. Igual que las peripecias de su rodaje. A destacar que la llegaron a dirigir tres directores distintos, y que los actores protagonistas se llevaban fatal. Gable comía cebolla antes de las escenas de beso para fastidiar a Leigh.

Pero solo las grandes películas como esta logran superar el ocaso del tiempo.

-bravecoast.